Valor de la Sonrisa

En la India decimos que una buena carcajada vale una hora de yoga.
Decía Tagore: “El peor de los pecados es oponerse a la alegría. “
Nunca ha sido más verdad el dicho de Jesús: “Dad y se os dará” (Lc 6, 38). Quien reparte alegría recibe alegría. Quien se acerca a los demás para despejar una preocupación, aliviar una pena, alegrar un rostro o poner un toque de humor en una reunión, verá sus propias preocupaciones desvanecidas y sus penas reducidas.
Un encuentro en la calle, una conversación, en casa o incluso en el grupo a diario, el atender a los compañeros, el enseñar en una clase, el hablar por teléfono o contestar a preguntas… todo eso puede hacerse con buena cara, con tono alegre, con vivacidad comunicativa, con gracia y humor, con entrega y cariño… o puede hacerse con dureza y desprecio, con aburrimiento y fastidio, con mala cara y peor tono.
Claro que la práctica no es tan fácil; hay gente que nos pone los nervios de punta, aunque sólo los veamos un minuto; hay caracteres de caracteres; hay cansancio, molestia y algo de orgullo; hay estupidez humana y a veces te dan ganas de tirar al prójimo por la ventana, que sería la mejor manera de acabar con el asunto … Pero el poner, en lo posible una pincelada de color en cada situación y una nota de melodía en cada conversación, va a alegrar el día a un buen número de personas, y, de rebote, a nosotros mismos.
La risa denota salud y trae salud. Y como la risa es contagiosa, al reír de verdad hacemos reír de verdad a los demás.
Reflexión:
 Cuanto nos cuesta a veces estar alegres en nuestro día a día, los problemas que nos creamos sobrepasan la alegría que deberíamos tener. ¿Qué sería de los niños y jóvenes si no derrocharan alegría?