Luís Variara con un corazón misionero, va escalando la cima de la santidad, fruto de una formación integral vivida desde la fe y escribiendo páginas de historia con su vida, dejando huellas en el devenir histórico de los pueblos.
En la casa Salesiana de Formandos (Turín Italia), se encendía el ardor misionero que en los jóvenes se manifestaba en una disponibilidad a la acción transformadora de Dios, en un sacrifico que lleva a la entrega gozosa y fecunda; en una sana alegría que contagia santidad; en una caridad sin limites y en una oración de intimidad con el Señor.
En esta escuela, Luis Variara, descubrió la razón de ser de su entrega total a Dios, emitiendo su profesión religiosa, el día 2 de octubre de 1892.
El testimonio audaz de los misioneros que con su vida sembraron la semilla del Evangelio en el corazón de los hombres, encendió vivamente esa llama en el corazón del Clérigo Variara, ya que al prepararse la Vigésima Sexta expedición, hizo su petición bajo la maternal protección de la Virgen Auxiliadora inspiradora de su vocación para partir como misionero, surcar los mares, y donar su juventud a Cristo por los enfermos de lepra.
El mismo narra con viva voz este hecho: “Estando en Valsalice empezaba por ese entonces el mes consagrado a María Auxiliadora y todos nos preparábamos para celebrarlo con fervor. El 23 de Abril fui nombrado con otros compañeros para arreglar el altar de la Virgen y comenzar así el ejercicio del mes. Yo, que había sentido el vivo deseo de ser misionero, me entusiasmé tanto con lo que había oído referir de los que partían para América, que, terminando el arreglo del altar, escribí en un pedacito de papel mi deseo de ir a Colombia y le supliqué esta gracia a la Virgen María. Coloqué el papelito sobre el corazón de la Santísima Virgen y el Niño y esperé con la mayor fe y esperanza.
Mi ruego fue escuchado: Al terminar la novena llegó a Turín el Padre Miguel Unía, procedente de Agua de Dios (Colombia). El Rector mayor, Don Rua, Superior General de la Congregación Salesiana lo mandó a Valsalice para que eligiera de entre los Seminaristas su misionero. “Cuál no sería mi asombro y alegría cuando entre los 188 compañeros que teníamos la misma aspiración, fijando su mirada en mí, dijo: Este es el mío.
Llamándome luego aparte me preguntó si quería ir a Colombia, al Lazareto de Agua de Dios. Yo le dije que sí, en medio de la más viva alegría, aún me parecía un sueño; ésta gracia siempre la he tenido como un regalo de María Auxiliadora”.
La ceremonia de envío se realizó en la Basílica de María Auxiliadora el 26 de mayo de 1894 a las 2:30 p.m. en ésta celebración, tomó la palabra Don Miguel Unia para describir su misión Evangelizadora entre los enfermos de lepra en Agua de Dios, así mismo el Rector Mayor, Don Rúa, da su abrazo paternal a sus misioneros, los anima hacer presente el Reino, a ser canales del amor salvador de Dios en el mundo, prolongando su misericordia de generación en generación.
El 29 de Mayo, el misionero Variara, a sus 19 años se lanza a la aventura de dejarlo todo, abandonándose en las manos providentes de Dios, percibiendo que lo necesitaba para grandes proyectos; años más tarde narró aquello que él experimentó cuando el barco salió de Italia: “Yo me sentía inmensamente emocionado; en mi mente y en mi corazón estaban grabadas las impresiones de los días anteriores, especialmente la última bendición de mi madre. Sabía que me alejaba, tal vez para siempre de mi tierra natal, de mis padres, de mis amados superiores, compañeros y sin embargo estaba contento. Sentía que Dios mismo me llevaba al campo del sacrificio y de la gloria, a mi querida Agua de Dios.